Por: Godo de Medeiros│MediaPressGT│31/10/2016 ─ Doctor en Literatura y Cultura Latinoamericanas por la Universidad de Pittsburgh, Mario Roberto Morales es acaso el único intelectual de izquierda resueltamente crítico que va quedando en esta Guatemala maltrecha. Autor de varias obras literarias que abarcan la novela, el cuento, la poesía y el ensayo, Morales ha sido atacado los últimos meses en las redes sociales por sus análisis sagaces y mordaces. A continuación, nuestro diálogo con el autor de La ideología y la lírica de la lucha armada.
─En el último año y medio, sus columnas de opinión han provocado serios daños a la salud de millares de lectores que han debido inyectarse suero de colores para sobrevivir. ¿Ha podido usted dormir con la conciencia tranquila?
- MRM: Absolutamente. Mi conciencia está en paz porque sólo hice el análisis concreto de la situación concreta. Se enojan los alucinados narcisistas que se chupan el dedo de su excepcionalidad ilusoria (y del todo ridícula), y que por eso merecen enfurecerse y sufrir, a ver si así aprenden un poco y salen de su condición de masa ignara. Vista así la cosa, mi provocación y su ira quizá sea su salvación de un infierno mayor, ¿no le parece? Je.
─En los tribunales de inquisición, conocidos también como redes sociales, se lo ha tratado de homofóbico, traidor de la izquierda, comunista, derechista, extremista de izquierda, entre otros adjetivos que, imaginamos, le habrán dañado los nervios y el hígado. ¿Ya encargó su fiambre o prefiere cuidar la salud para llegar bien a las fiestas de fin de año?
- MRM: Esos chillidos no pueden afectarme por venir de quienes vienen. Es decir, de gente que, para ocultar su monumental incapacidad argumentativa, patalea e insulta haciendo con esmero de orfebre el ridículo. Si alguien me hiciera una crítica fundamentada, lo agradecería. Pero como eso no va a pasar —porque esa masa insiste en defender con uñas y dientes su condición de ignorante—, opto por ordenar mi fiambre con todos los aditamentos posibles y un postrecillo valiente.
─En las redes sociales también se percibe nerviosismo y perturbación debido a las elecciones que se aproximan en los Estados Unidos y hay quienes piensan que usted está conspirando contra el Plan para la Prosperidad del Triángulo Norte de Centroamérica. ¿Está usted realmente conspirando junto a los rusos, los chinos o los nicaragüenses para botar ese plan o la gente está viendo micos aparejados?
- MRM: Yo critico ese Plan porque es suicida, absurdo, mentiroso y ridículo. ¿Conspirar? No, pues no tengo recursos con que hacerlo. Me gustaría sin embargo que se conociera la alternativa BRICS de una globalización basada en la cooperación y no en la imposición de planes geopolíticos, que son los que los ex indignados apoyan con toda la desvergüenza del caso. En cuanto a los micos aparejados, eso es lo que protagonizan los neoliberales y las izquierdas rosadas junto a los ya bien financiados profesionales de la indignación placera sabatina, hoy sumida en el baúl de la nostalgia del remoto pasado millennial.
─La derecha rancia –perdón por redundar– lo ha atacado a usted por sus críticas hacia el neoliberalismo. Pero, ¿a qué atribuye el hecho de que lo ataquen con argumentos que si bien fueron vanguardistas durante la prehistoria, pasaron a ser obsoletos en la época medieval?
- MRM: Pues qué voy a opinar. Que la derecha es obsoleta y anacrónica. Y la prueba es este ex país y el sistema oligárquico disfuncional que se impone aquí a sangre y fuego. También la opción neoliberal, que sueña con una libertad económica que nunca llegará porque los neoliberales sirven lacayunamente a los oligarcas monopolistas como modus vivendi. ¿Resultado? La realidad distópica que vivimos, en la que “los nuevos políticos” son un grupito de narcisistas que posan para una amigable cámara cómplice, disfrazados de revolucionarios, logrando con ello una lastimosa mueca de simulacro de rebeldía que no asusta ni a los bebés más consentidos.
─Viendo el desarrollo político y económico de la Guatemala actual, ¿qué tantos avances se han logrado desde los tiempos del hombre de las cavernas para acá, tomando en cuenta que es un lapso muy breve?
- MRM: En Guatemala, casi nada. Porque los cavernícolas andan en la calle. Allí están los neoliberales, el Presidente de la República, los militares genocidas, la “Línea cacifera”, los ultraconservadores millennials con su antifaz de rebeldes de parque y revolucionarios de Twitter, vociferando la ideología de que no hay ideologías y dejándose sobornar por la cooperación internacional, como cualquier otro viejo vendido en el zoológico que alberga al simpático bestiario local.
─ ¿A qué factores psíquicos, químicos o biológicos atribuye usted el hecho de que cuando critica las maneras de la derecha cierta izquierda se planta el guante?
- MRM: A la alquimia que el dinero logra en las conciencias de izquierdistas que, como no lograron el triunfo de su revolución, ahora sienten que el mundo les debe mucho por su sacrificio, y por eso trabajan para la CIA desde puestos en el Estado, en la USAC y metidos en los medios masivos de comunicación intelicida y en las ferias sabatinas de la Plaza de la Constitución. Esa alquimia también produce bizarros compañeros de cama en el motel de la política vernácula, como la alegre orgía Semilla-Somos-Marro-URNG-Winak-Generación equivocada-Robinson-cooperación internacional.
─A mí no me lo crea, pero en las redes sociales vienen diciendo desde abril de 2015 que las concentraciones placeras de los sábados fueron una “revolución auténtica como la de octubre de 1944”. En esa lógica de análisis posmoderno, ¿podríamos decir que Otto Pérez representa a Ubico, Alejandro Maldonado a Federico Ponce, Jimmy Morales a Juan José Arévalo y que el próximo presidente será un renovado Jacobo Arbenz?
- MRM: Se lo creo. Viera que se lo creo. La masa ignara se niega a aceptar que el placerismo sabatino fue una invención realizada desde call centers de la oligarquía, en donde se crearon perfiles falsos de Facebook y Twitter para convocar a incautos a las ferias de los sábados. La técnica se ha conocido como “revoluciones de colores”, y en ellas la gente en la calle sirve para “legitimar” golpes de Estado blandos (sin tiros) que se logran aislando al gobierno de que se trate mediante información clasificada relativa a la corrupción de los funcionarios de Estado (en este caso, proporcionada en calidad de producto de la “investigación” de la CICIG por Marllory Chacón); esa gente en la calle vocifera el guion de la “lucha contra la corrupción” creyendo que ésta es la causa (y no el efecto) de un sistema económico corrupto que necesita de un Estado podrido hasta la médula para funcionar. La gente que afirma lo que usted dice, es la que también se traga la especie de que “Guatemala le dio un ejemplo al mundo derrocando a un presidente corrupto pacíficamente” y hasta recogiendo su basura de la impoluta “Plaza de las verbenas”. Como ve, la ignorancia millennial es su escandaloso Talón de Aquiles. Sólo ellos, y quienes se niegan a ver las cosas como son (y se refugian en verlas como quisieran que fueran), hacen el ridículo afirmando que la alucinación equivale a la realidad concreta. Pero, ojo: ellos no tienen la culpa, porque son víctimas de la interconexión en clave de entretención banal las 24 horas del día (que les recetó la generación anterior). Los que de entre ellos se dan cuenta de esto, son los verdaderos (y respetables) indignados. Los otros son una bola de hipócritas oportunistas, como buena parte de sus abuelos Baby Boomers y de sus padres de la Generation X, con los cuales no existe ninguna ruptura generacional, pues el denominador común de todos es justamente la corrupción oportunista y alineada con el sistema que palpita en el centro de sus rosados corazoncitos “rebeldes” y “revolucionarios” de “generación equivocada”. Je, que bonito me quedó esto. Y no estoy generalizando, porque no me refiero a generaciones enteras, sino a aquellos de entre ellas que encajan en los estereotipos generacionales creados mediáticamente para estimular consumos etarios.
─¿Los “cancerberos de la diversidad” lo han tratado de “homofóbico” por sus críticas a la “revolución de colores” o porque “sospechan” que pink left “se refiere” al color rosadito con el que suelen vestir a las niñas recién nacidas para “diferenciarlas” de los “varoncitos” a quienes suelen vestir de celeste?
- MRM: Ah, los mastines de la diversidad sexual, el feminismo, el etnicismo y otros fundamentalismos culturalistas esencializados hasta el colmo de la metafísica… Confunden el sebo con la manteca porque encontraron un sentido a sus vidas secas en el espejismo de la hipocresía políticamente correcta, y desde allí ejercen un moralista y mediocre mester inquisitorial, desde una altura ética ilusoria y alineada con el sistema por medio del multiculturalismo y el chupe de dedo de las especificidades desprovistas de extracción de clase social. Trabajan eficientemente para el sistema con sus simulacros de rebeldía domesticada. Por mí, que me linchen. Total, las cosas se toman como de quienes vienen. Y los fundamentalistas son despreciables desde donde se los mire. ¿O no?
─¿Cómo se vería más lindo un pink left? ¿Con traje formal llevando en hombros el anda del Cristo Negro de Esquipulas, con caites y bermuda y una playera con la efigie del Che Guevara y un paraguas para cubrirse del sol durante una marcha del 1 de mayo o en traje de ciclista y botas vaqueras degustando una banana split después de una marcha sabatina en la Plaza de la Constitución?
- MRM: Se vería más lindo preso o ejecutado sumariamente por traidor, corrupto e hipócrita.
─¿Tendrá posibilidades reales el izquierdoderechismo de llegar al poder?
- MRM: Claro, with a little help from a friend…
─¿Son los Millennials demasiado conservadores y extremadamente viejos?
- MRM: Son el último grito del conservadurismo de derecha. Me explico: coinciden con los neoliberales de hueso colorado en que ya no hay ideologías, a no ser la ideología de que no hay ideologías; también, en que hay que ser individualistas, relativistas absolutos, “horizontalistas” (es decir, rechazan los liderazgos, la organización y los planes políticos) e indignados profesionales como único requisito para ser “sujetos del cambio” a fin de que todo siga igual. ¿Qué más conservadurismo se le puede pedir a alguien de entre 18 y 38 años de edad? ¡Claro que son conservadores! Y, como hubiera dicho Salvador Allende, son jóvenes viejos. ¡Muy viejos! Además, son onegeros, como sus padres progres, de esos que siguen medrando con el asesinato de Gerardi, con la explotación de los indígenas, con el dinero del resarcimiento a las víctimas del conflicto armado, con el dinero del pueblo por medio de los funcionarios corruptos de Tu Muni y, ahora, con la finta de que hicieron la revolución en la plaza el año pasado. Puaf.
─De haber existido la tecnología de ahora en la década de los setenta, ¿hubiera sido más fácil o más difícil el accionar de las organizaciones guerrilleras?
- MRM: Más difícil. Ahora, para hacer algo en libertad, hay que volver a las comunicaciones “primitivas”: la palabra de persona a persona, la nota manuscrita destruible, la transmisión oral memorizada, etc. De lo contrario, uno está vigilado de manera perenne y se halla prácticamente muerto antes de morir.
─¿Los llamados “teléfonos inteligentes” y las redes sociales son un indicador de que los seres humanos están perdiendo la capacidad cognitiva o que, por el contrario, serán más inteligentes que los teléfonos?
- MRM: Los teléfonos inteligentes son un sucedáneo de la inteligencia humana en la era del intelicidio, igual que las redes sociales, la Internet, la televisión y la radio. Esto, por la función de entretenimiento banal de tiempo completo que el poder oligárquico global les asigna para mantener a la humanidad sin usar su cerebro, a no ser para recibir estímulos de luz y sonido con contenidos yuxtapuestos, inconexos y sin jerarquías. Es decir, para vivir en el reino de la estupidez y del Let it be.
─Tomando en cuenta que el fiambre es el tema de coyuntura y que ya vienen la Navidad y el Año Nuevo, ¿quiere mandarles un mensaje anticipado a sus bienaventurados lectores?
- MRM: Cómo no. Bienaventurados mis lectores, porque de ellos será el reino de la criticidad radical y el humor con filo. Je. Que Maximón los bendiga en esta Navidad y este Año Nuevo. Mi mensaje (en serio) es: Amaos los unos encima de los otros.
Publicado El: 02 /11/2016 ─ En: MediaPressGT