NOVELA

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─JINETES EN EL CIELO─

NOVELA_JINETES EN EL CIELOEl periodista Fabián Algara se ve obligado a servir como intermediario entre la guerrilla y el Gobierno, tras el cual opera la élite militar que espera hacerse con el poder. Mario Roberto Morales sitúa la novela en los días previos a la firma de los Acuerdos de Paz de 1996, para hablar sobre la red de complicidades generada por la política y los intereses económicos. La visión literaria del autor ahonda en las complejidades de este proceso, revelando la telaraña de obsesiones y absurdos que surge cuando se persigue el poder. Novela política y policiaca, Jinetes en el cielo es también una disección de las motivaciones de quienes luchan por un cambio social y quienes se oponen a que dicho cambio arrase con sus prebendas y sus visiones de futuro. Jinetes en el cielo, finalista del Premio Herralde de 2010, prueba la calidad de un narrador pleno de recursos y ofrece al lector una historia en la que el idealismo y la violencia chocan inevitablemente en busca de nuevos horizontes sociales para Centroamérica. ─Vaso Roto Ediciones

─OBRAJE─

NOVELA_OBRAJELos libros no están a merced de sus autores y, una vez que se desprenden de sus manos, su viaje es incierto. Mario Roberto Morales escribió Obraje en 1970 y en 1971 obtuvo un premio que no incluyó la publicación de la novela, que, inédita, se difundió entre los amigos y recibió de éstos severas críticas —mezquinas y poco certeras, ¿envidiosas?—, lo que hizo que el autor engavetara su trabajo. Los vaivenes personales y la represión política del gobierno de Guatemala provocaron que Obraje se perdiera durante veintiocho años, pero gracias al azar y la amistad, el texto fue recuperado y, cuarenta años después, sale a la luz. El escritor lo acepta como un trabajo de juventud con ecos del boom latinoamericano, pero también con un ímpetu contrapuesto, una antinovela que no sigue una historia lineal (con un inicio y un cierre circulares) y que puede leerse de manera aleatoria. En este relato, el narrador no emite juicios directos, más bien constata a través de diversos personajes una realidad compleja, evidente, a veces, y, otras, difícil de desentrañar. Obraje es un poblado de Guatemala, un microcosmos donde transitan seres que mueven al lector al sufrimiento, la comprensión o la risa. Güicho, el protagonista, es un joven común, sensible, confundido, que en su etapa adulta llega, sin convicción alguna, a ser presidente de la república. Morales logra retratar a este protagonista (el protagonista principal es el pueblo) como un ser lleno de contradicciones. El núcleo de ese pequeño mundo es la familia de este personaje: su madre, la Chus, una mujer falaz y poco cariñosa que lo castiga «por su bien»; su padre, don Ricardo, un boticario que antes de serlo vendía cristos de casa en casa y que suele emborracharse durante días enteros y amanece casi siempre en Las Horas Felices, el prostíbulo del pueblo. Güicho tiene una formación desigual, producto de las supersticiones de su madre y el machismo de su padre. El lector que avanza en la lectura va uniendo hilos y piezas para completar una historia de apariencia chusca y trasfondo terrible. El rompecabezas nunca se completa. El autor deja huecos porque sabe que las personas no están hechas de una sola pieza; por el contrario, son falibles, desconfiadas, ambiciosas, inconsistentes, racistas. El ambiente del pueblo está mezclado con diversas culturas y tradiciones; en un cerrado núcleo conviven indígenas, españoles, chinos. Coexisten, también, la magia y la religiosidad, la corrupción y la hipocresía. Lo que es difícil de encontrar es la verdad porque Morales, con su ojo certero, nos presenta seres que se mienten una y otra vez, que van en contra de sus deseos, que no tienen convicciones y que si las tienen, renuncian a ellas. Esto da lugar a matrimonios fallidos, sexualidades mediocres, amores nunca realizados, indecisiones determinantes. Hay un drama de insatisfacción y frustración en todos los personajes que anhelan siempre estar en otro lugar, en otra existencia. Están, además, las jerarquías que se vuelven ridículas por la ostentosa violencia que refleja la falta de carácter. Así, el coronel tira balazos a lo loco o aprueba que se mutile a machetazos a un militante de la guerrilla o planea «limpiar de comunistas al pueblo». Los mundos en apariencia opuestos se vinculan: el burdel y la escuela de monjas, los militares y la lavandera que lee el futuro. Ésta es una lotería triste donde la vedette, el soldado, la monja, el adolescente, el indígena, la madre, el borracho, el Lic, el Dóctor, el coronel, el presidente forman un entramado lamentable. Todo parece estar a punto del estallido. La crueldad explícita o soterrada es una constante. También lo es el alcohol que domina a los personajes deseosos de atajar su cobardía y su dolor. El autor no hace concesiones ni cae en lugares comunes. En vez de encariñarse con sus personajes, los deja actuar. Con la magia de la palabra, sin pretensiones, retrata muy bien lo que sucede en la interioridad de los protagonistas y en su interacción social. El sentido del humor enfatiza el drama, una chispa que sale a flote en los diálogos y en las situaciones (como en el plan de don Cruz López y sus amigos para hacer la revolución). La juguetona estructura de la obra retrata la fragmentación social y, en un espacio más limitado, la desintegración desgarrada de cada individuo. El autor consiguió en esta novela de juventud sopesar un momento crucial en la historia de Guatemala y dejar constancia de sus desigualdades. Él considera Obraje como una hermana gemela de El tiempo principia en Xibalbá, de Luis de Lion, su camarada. Mario Roberto Morales también consiguió dejar un testimonio que sigue incomodando a muchos. El autor conoce el poder del lenguaje, la peligrosidad latente de la palabra escrita. Su valiente trabajo escondido durante 40 años, sale ahora, por fortuna, al encuentro de sus lectores. No puede ser calificado de otra forma el hecho de que el autor, al releer el libro, haya cambiado su opinión inicial y decidido publicarlo, para enterrar las críticas malintencionadas de sus amigos y compañeros de letras y armas.  ─Carlos López

─FACE OF THE EARTH, HEART OF THE SKY─

NOVELA_FACE ON THE EARTHFace of the Earth, Heart of the Sky is a testimonial novel of the Guatemalan civil war of the 1980s that movingly relates the victimization of the indegenous peoples by the National Srmy and the guerrillas. Weaving together voices from the political right and the left, the narrative does not offer solutions but exposes the ways in which the power elites on both sides use the masses to wate their wars. «Face of the Earth, Heart of the Sky gives shattering insight into a time of horror and injustice. In writing this important book Mario Roberto Morales has shown, unforgetably,  how the powers and techniques of fiction can still contribute to the testimonial narration of our contemporary human tragedies. The overall effect is stunning». ─ Gerald Martin│University of Pittsburgh

─LOS QUE SE FUERON POR LA LIBRE─

NOVELA_LOS QUE FUERON POR LA LIBREEsta novela testimonial fue publicada por entregas en un diario guatemaltecos mientras se realizaban las negociacionesde paz entre el gobierno y la guerrilla, a lo largo de los últimos meses de 1996 y el inicio de 1997. Por su carácter literiario y periodístico, el autor la llamó «folletimonio». Narrada con un lenguaje llano y directo, la historia fluye atrapando al lector en el torberllino de entusiasmos juveniles que provocó el idealismo guevariano, para luego llevarlo por los duros caminos de la tortura y el deterioro interno de la guerrilla guatemalteca. A pesar de su dramatismo, se trata de un testimonio atípico porque el narrador no adopta la pose del héroe ni la conmiseración de la víctima, sino trata de sacar en claro las enseñanzas que le ha deparado su accidentada militancia revolucionaria.

─El ÁNGEL DE LA RETAGUARDIA─

NOVELA_EL ÁNGEL DE LA RETAGUARDIAEl ángel de la retaguardia es un colorido y dinámico mural del juvenilismo guerrillero de los años sesenta y setenta, relatado por varias voces y cámaras de cine que van construyendo una amplia diversidad de discursos e intertextualidades de la época, y exponiendo una rica variedad de ideologías y mentalidades ligadas al entusiasmo juvenil por la insurgencia armada, el rock n’roll, el cine, los viajes, la bohemia y el heroísmo tragicómico. El lector tiene ante si una de las novelas estructuralmente más complejas de la narrativa experimental latinoamericana y un documento de primera mano sobre la etapa inicial de las luchas juveniles de la segunda mitad del siglo XX. También, se enfrenta a un narrador que lo interpela (deconstruyendo el género de la novela y la literatura misma) a menudo con despiadada crudeza, burla e ironía.

─SEÑORES BAJO LOS ÁRBOLES─

NOVELA_SEÑORES BAJO LOS ÁRBOLESSeñores bajo los árboles ofrece una visión desgarrada de una época de horror e injusticia. Al escribir este importante libro, Mario Roberto Morales ha demostrado de manera inolvidable cómo la fuerza y las técnicas de la ficción pueden todavía contribuir a la narración testimonial de nuestras tragedias humanas contemporáneas. El efecto final es aturdidor.” ─Gerald Martin│Universidad de Pittsburg.

“En Señores bajo los árboles, Mario Roberto Morales vuelve a desplegar el talentoso recurso experimental que había evidenciado en tres de sus premiadas novelas anteriores. Uno de los aspectos más interesantes de este libro es la mezcla de testimonios auténticos con otros de pura ficción. El autor se apropia deliberadamente de diversos textos históricos, de ficción y testimoniales para representar la complejidad de la sociedad guatemalteca y la tragedia de su reciente conflicto armado.” ─Edwar Hood│Universidad de Northern Arizona.

─EL ESPLENDOR DE LA PIRÁMIDE─

NOVELA_EL ESPLENDOR DE LA PIRÁMIDEMario Roberto Morales escribe esta novela en julio de 1982, un mes después de regresar de México, en un pequeñó apartamento del barrio Carmiol, en San José de Costa Rica. Los moretones aún estaban frescos y se entremezclaron con los recuerdos para dar vida, en tan sólo veintiún días, a una novela que nos acerca a una historia que no solamente nos impresiona por lo brutal de los acontecimientos, sino en la cual encontramos amor y reflexiones que no nos son ajenas. La intensidad de la narración, aunada a los distintos recursos literarios que el autor utiliza, nos obliga a vivir junto con él esta experiencia. «Escribir este libro fue terapéutico, altamente terapéutic. Escribía como loco, en un mesa que me regaló una amiga, dormía en una cama prestada cobijado con ponchos prestados también. De vez en cuando llegaba alguien de Guatemala para llevarme dinero y noticias sobre como iban las cosas. La novela me salvó y me dio ánimos para emprender una aventrua aún mayor, que comenzó en Managua, en enero de 1983».

─LOS DEMONIOS SALVAJES─

NOVELA_LOS DEMONIOS SALVAJESCada vez más escasos, pocos son los libros que década tras década revitalizan la edad de sus lectores a la vez que siguen haciendo refulgir los barnices con los que envolvieron el brillo de una generación. Desde hace 38 años, Los Demonios Salvajes se abre paso a karatazo limpio para avecindarse en la primera fila de esa estirpe de lecturas. En lo que a las letras se refiere, Mario Roberto Morales no tuvo infancia, ni adolescencia, ni juventud. Con esta obra en perenne ebullición, se fue directo a la adultez que se necesita para escribir una obra maestra desde el primer intento. Así lo reconfirman estas páginas que escribió a los veintipocos años, una novela vertiginosa que algunos autores a duras penas consiguen escribir (si alguna vez lo logran) en la tercera edad de su literatura. Muchos «ni pensaban en nacer» el año que apareció la primera (pésima) edición guatemalteca de esta endemoniada novela. Hoy, al arribar la primera edición mexicana, espléndida como su contenido, están obligados a ponerse al día para constatar la reaparición de una genuina obra maestra.Las proporciones fueron hechas para ser observadas por los farmacéuticos: sin ninguna proporción guardada, el idioma inglés conoció cúspides con La naranja mecánica, de Burgess, y La comedia humana, de Saroyan. El idioma español tiene en Los Demonios Salvajes una de sus montañas más altas. ─JL Perdomo Orellana