Nuestro país cuenta entonces con una tradición épica popular cuya versión más reciente es el conflicto armado. Y con un referente político moderno como fuente de criterios para superar la crisis oligárquico-militar-neoliberal que nos aplasta: la Revolución del 44. Es por ello necesario hacer de estos hechos los elementos básicos de la conformación de nuestra inmediata memoria histórica nacional-popular, frente a las versiones neoliberales de la misma, que descalifican estas proezas oponiéndoles la historiografía criolla, el simplismo intelectual y el consumismo como paradigma de progreso.