Archivos MRM│UN TERCER TIRO AL CENTRO Y… ¡GOOOL!

Llegamos a Rabinal el anochecer del 5 de junio y ya en los cuatro costados de la plaza, donde se yerguen las capillas de las cofradías de San Sebastián, San Agustín, San Pedro Mártir y San Pedro y San Pablo, los bailadores del Chico Mudo y La Sierpe, entre otros muchos bailes, se movían monótonamente al ritmo de marimbas, entre estallidos de cohetes, apacibles borrachos y altares con foquitos de colores y diseños bucólicos en los que no faltaba un aeroplano en pleno vuelo detrás de un San Agustín severo.  A la mañana siguiente, los preparativos de la procesión del Corpus Christi afanan a mucha gente y en los suburbios se baila con máscaras y trajes, y los encargados posan para que se les fotografíe y se les entreviste con grabadora a cambio de diez quetzales o un par de octavos de aguardiente. Los niños, parapetados detrás de sus máscaras, piden un quetzal con el dedo y siguen bailando al ritmo de un violín hechizo y un instrumento de percusión pequeño.  La procesión comienza en la plaza: anda tras anda, los santos católicos se desplazan de una a la otra capilla de cada cofradía y rodean el parque con paso solemne e impresionante. Al final camina el cura —canado, ladino o español, aburrido— con el símbolo del Cuerpo de Cristo en las manos.

La procesión pasa frente a un local de juegos electrónicos (o videogames) donde los niños indígenas y ladinos se afanan por vencer a esas máquinas alucinantes, dándole las espaldas al vistoso santoral que pasa por la calle. Cuatrocientos usuarios de la televisión por cable, que ofrece el servicio de doce canales, casi todos mexicanos, están prendidos al televisor mirando una de las tantas telenovelas a las que son ya adictos.

En el Cine Variedades se anuncian con enormes carteles una película con Arnold Schwarzenegger, otra con Bruce Lee y una clasificada como Adultos 3 con una rubia semidesnuda sonriendo. En días de festividad se acentúan los ataques de las maras juveniles, la música Techno se escucha salir de grabadoras en los hogares de la zona uno, y las ventas de ropa americana casi nueva sacan a la calle el conocido rotulito que reza: Se abrió paca, y por allí se ve a las señoritas indígenas decidirse a comprar una blusa por seis quetzales y ahorrarse el huipil de doscientos. Como vistoso telón de fondo, la impresionante tradición del Corpus Christi circunda la plaza. Es la gente de las aldeas y no la del pueblo la que ha organizado la festividad.  Son los niños de algunas escuelas quienes están ocupando el lugar de los bailadores originales, quienes argumentan que tienen que trabajar y que no tienen tiempo para bailar. Rabinal es un escenario en el que se puede presenciar con claridad el ingreso brutal de la (pos)modernidad, y el languidecimiento o bien la violenta refuncionalización de las culturas tradicionales de Guatemala. Los cofrades, dueños de bailes e intelectuales mayas de la localidad culpan de todo esto a los evangélicos, quienes con su vuelta a un Dios sin rituales y sin aparente agenda política de liberación popular, quebraron el espinazo de la Iglesia Católica y de las tradiciones paganas mayas, que siempre estuvieron articuladas al catolicismo.

Por la tarde, en una larga entrevista con uno de los dueños del Baile del Tun o Rabinal Achí, hablamos sobre el peligro de que esta tradición se acabe por falta de financiamiento. Le pregunto al hijo de este dueño del baile si ellos accederían a que el INGUAT, por ejemplo, los financie para montar el baile para turistas, y me responde sin titubear que sí, porque, aunque se desvirtúe su función ritual y religiosa, ésa sería la única manera de que sobreviva y, además, una forma de captar ingresos para los bailadores y para el pueblo de Rabinal. Recordamos entonces la ocasión cuando Extensión Universitaria de la USAC co-financió una presentación del baile, que fue filmada por el director de la Cinemateca Universitaria. Hablamos sobre los problemas internos y de falta de financiamiento que tiene el baile y me preguntaron sobre si Extensión Universitaria estaría o no dispuesta a financiarlo.  Les digo que cuando yo trabajaba en Extensión ya se había logrado que la USAC financiara el Rabinal Achí, de la misma manera como financia grupos artísticos ladinos como la Estudiantina, el Coro Universitario, el TAU y otros, pero que, debido a los problemas familiares de los dueños del baile, ellos ya no llegaron a ultimar detalles a Extensión. Me dicen que les gustaría reiniciar ese trámite y que quisieran que fuera el antropólogo carolino Carlos René García Escobar quien sea el intermediario entre la USAC y ellos, puesto que este antropólogo se ha dedicado mucho al estudio del Rabinal Achí y conoce su problemática actual. Les prometo escribir este artículo en calidad de un tercer pase al centro para las autoridades de Extensión. El primero que les pasamos fue el del Tercer Congreso Internacional de Literatura Centroamericana, que se realizó en 1994; el segundo fue el del Doctorado Honoris Causa a Tito Monterroso, que otorgaron en 1996. Estos eran proyectos de la administración anterior. Había más de una decena de proyectos que hubieran sido otros tantos goles para la actual administración, pero se han contentado con meter solamente dos, gracias a nuestros pases al centro. El pase del Rabinal Achí es el tercero y el balón ya va en el aire. Las actuales autoridades de Extensión sólo necesitan usar un poquito (no mucho) la cabeza y anotar su tercer gol, para así cubrirse de gloria, esta vez dándose color de no ser etnicistas ni racistas, apoyando a un grupo artístico indígena cuya representación —de máxima importancia cultural— puede desaparecer pronto por falta de fondos. El balón sigue en el aire y llega al centro…, renunciar al gol por orgullo sería poco menos que una torpeza.

Publicado el 14/06/1996 en — Siglo Venintiuno

Admin Cony Morales

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