Archivos MRM│LO QUE REPENSAR LA IZQUIERDA NO ES

Ser de izquierda no se reduce a una actitud moral. Si así fuera, ser de izquierda sería muy fácil. Ser de izquierda es, esencialmente, ser radical. Y ser radical es, en palabras del viejo Marx cuando era joven, ir a la raíz de los problemas. Ir a la raíz de los problemas implica ser crítico. ¿Crítico de qué? Para decirlo con palabras de Lenin, implica ser crítico en el análisis concreto de la situación concreta. ¿Y cual es la situación concreta de la izquierda en Guatemala? Por aquí se debe empezar para repensar la izquierda. Repensar la izquierda no es vociferar un wishfull thinking desde una posición frustrada, asumiendo además el victimismo propio de una situación de marginalidad.  No; repensar la izquierda no es reducirla a una actitud moral (mucho menos moralista), ni compartir deseos insatisfechos, ya sean éstos políticos, ideológicos, intelectuales, académicos, de justicia social, etc.

Repensar la izquierda no es quejarse del país ni berrear idealidades, ni insistir en llamar renegados, delatores y tránsfugas a quienes critican a la izquierda oficial, porque ¿en nombre de qué o de quién y respecto de qué o de quién se hace ese señalamiento moralista? Si se hace en nombre de un principismo católico disfrazado de izquierdismo, de nuevo estamos en el terreno de lo que repensar la izquierda no es. Además, la persona que se permite hacer esos señalamientos ofensivos debe cuidarse muchísimo de tener sus espaldas bien cubiertas. Es decir, quien hace esos señalamientos debiera tener una trayectoria de militancia en la izquierda que lo perfile como un fiel seguidor de la dirigencia izquierdista, o como un disidente crítico y consecuente consigo mismo. Si no se tiene esa trayectoria, el señalamiento carece de autoridad moral, y de nuevo, concebir la izquierda como una actitud moral nada más, se ve contradicho por una actitud moralista que no es nada moral.  En resumen: el voluntarismo moralista nada tiene de analítico, de análisis concreto de la situación concreta, ni mucho menos de ir a la raíz de los problemas, pero en cambio sí tiene mucho de oportunista.

En cuanto a ir a la raíz de los problemas, los únicos problemas que afloran con esto son los de quien enuncia semejantes despropósitos. Problemas que por otra parte —y con perdón— no interesan a nadie. Por tanto, es imprescindible que quienes pretendan repensar la izquierda —sobre todo si lo quieren hacer en polémica pública con otras personas— superen de tajo el moralismo cómodo y juzgón del catolicismo local y acepten que la posición desde la cual juzgan y condenan es una posición ficticia, no ganada a pulso mediante praxis alguna sino solamente construida con palabras espumosas que no expresan adecuadamente más que una conflictualidad individual que, por respetable que pueda ser, no alcanza para pensar y mucho menos para repensar la izquierda. La primera pregunta que debiéramos responder quienes deseamos abordar el tema de la izquierda guatemalteca después de la firma de la paz es, siguiendo la lógica que esbozamos al principio: ¿cuál es la situación concreta de la izquierda en Guatemala? Si empezamos por responder a esta pregunta, habremos empezado a pensar y a repensar la izquierda, sin estridencias moralistas, voluntaristas, adjetivantes ni espumosas, y así nadie se atragantará de rabia ni de envidia. Digo.

Publicado el 13/12/1996 en — Siglo Veintiuno

Admin Cony Morales